Tratado sobre el quehacer de un filósofo.
Estimada señorita, por medio de la presente he de describirle una, o quizá algunas, de las características de estudiar filosofía, y por ende, ser crítico del universo, de la realidad, urgar en el origen de todo lo existente, de lo físico, metafísico, conceptual, material y demás ejemplos que no terminaríamos de dar algún día.
Empezaremos con el simple hecho de que, sabemos, así como alguien instruido en las letras y así mismo en el lenguaje (cualquiera que éste fuese) que las palabras poseen una carga semántica, y a esto podríamos llegar a los orígenes de las palabras, que en el caso de las lenguas romances, se puede rastrear fácilmente hasta los idiomas latín y griego, de los cuales, proceden si no todas, al menos la mayoría de las palabras y reglas gramaticales que utilizamos el día de hoy en nuestro amado y rico en variables idioma, el español en su variante mexicana.
Muchas veces decimos que somos libres y que podemos decir lo que sea, pero, no obstante, hay que marcar un pequeño detalle, que en realidad no podemos decir lo que sea, por tanto, es impropio de nuestra parte que nos atrevamos a decir incoherencias o enunciar sentencias absurdas con la seriedad de un hombre que sabe lo que desea y va por ello.
Es verdad, cuidamos mucho nuestras palabras al hablar, comúnmente no manejamos a la ligera palabras como "ser", "ente", "substancia", "esencia", "espíritu", "Dios", "absoluto", "perfecto", "infinito", entre muchas otras. Así mismo es normal nuestra molestia cuando se tergiversa totalmente el significado de una palabra, puesto que sabemos lo que ello implica. Un breve ejemplo que utilizaré por comodidad de mi memoria es Descartes (De Cart), éste hombre utiliza en sus escritos, tanto en "Meditaciones Metafísicas" y "El Discurso del Método" la palabra "espíritu" para referirse a la mente humana ¡qué gran error de su parte! Pero algunos, los que han elegido como parte de sus fundamentos la metafísica aristotélica, dan una mirada de tristeza al leer cosas como las que él dijo, para ellos el espíritu está muy lejos de ser la mente humana, si bien es cierto que el hombre lo compone su substancia y su materia, por simple cuestión de irrepetibilidad, somos únicos más no creamos la realidad sino que la vivimos, la experimentamos a cada instante.
También, otra de las posibles desventajas es la crítica, que para muchos ¿para qué engañarnos? es molesto realmente, nadie quiere que le digan que su trabajo está mal realizado, a nadie le gusta eso, pero, después de todo, y tratando de mirar el mejor lado posible, podríase utilizar a manera de retroalimentación para poder reparar esas fallas notificadas y crear un mejor sistema, por decir algo.
Algo que a muchos desquicia de un buen filósofo es que, así como todo hombre es o debería ser, el filósofo es curioso, ahonda hasta donde se permite a sí mismo. Es molesto para muchos, puesto que hay quienes no desean saber el principio de muchas cosas, así como no quieren ver reflejado en palabras que no sean metáforas los sentimientos como el amor, puesto que siempre es más hermoso cuando un poeta escribe lo que es el amor y normalmente no es tan hermoso si un filósofo lo hace, admitámoslo, en ocasiones es molesto, pero, para quien lo escribe, es fundamental dar ésa definición, puesto que si ésto no fuera así, no se hubiese tomado la molestia de realizar tan ardua tarea.
Muchas veces a las personas en general no les gusta que se les expliquen las cosas, viven muy cómodamente y ¿por qué no? también felizmente ignorando lo que algunas cosas son, y por otro lado les interesa el para qué las cosas son mucho más que el qué son. Al filósofo, por supuesto, le interesa el qué, por qué, cómo son las cosas. Siempre trata de ver más allá y encontrar la razón primordial de la existencia de ésa cosa, o de ése algo.
Un filósofo, con sus preguntas, trata de llegar al fin último, la raíz de todo, y en ocasiones abusa de su curiosidad, aunque para no todos ésto ha de ser algo malo, sino más bien digno de ser llamado una virtud y para otros un don, claramente regalo de Dios. Éste es más peligroso aún cuando, lo puedes llegar a ver quieto, volando entre sus pensamientos, estupefacto en el Topus Uranus desentrañando la realidad, es peligroso por la sencilla razón que si hablas con él puede ser que llegue a cambiar tu mundo con tan solo una pregunta, una sentencia o, en caso de que el tiempo se encuentre a favor de alguno de los dos, un entero discurso de algunos minutos.
Un filósofo siempre tiene algo qué decir respecto de cualquier cosa, si en dado caso no ha de estar enterado de cierto tema que acontece recientemente, solo es cuestión de explicarle lo que ha sucedido y él mismo, es posible, que te levante un poco la mano y de su lengua salga una opinión al respecto. Siempre hay algo qué decir respecto de todo.
Así cómo podemos decir que cada cabeza es un mundo, cada filósofo podría ser un sistema, muchas veces copiado, otras veces adaptado, algunas otras mejorado y pocas veces uno nuevo, pero eso si, cada punto de vista es único de cada filósofo que has de encontrar.
En cierta manera somos esclavos del lenguaje que manejamos, pero tratamos, no de liberarnos de él, puesto que sin el lenguaje sería imposible el poder comunicarnos, pero si tratamos de, por decirlo de alguna manera, dominar ése idioma como si de una bestia que habremos de domar para nuestra conveniencia y utilidad. Así podríamos arriesgarnos a usar palabras tan complicadas como "eternidad" o "espíritu" por ejemplificar algo.
Muchos se encuentran en el dilema de afirmar una deidad tal como el Dios judeo-cristiano y todo lo que él representa, el dilema de negarlo y aceptar todas las consecuencias con que ello viene, como el origen de todo lo existente, la voluntad, los sentimientos, el orden establecido y, en verdad, tendríamos que explicar desde el inicio la realidad misma, así como los que se han quedado totalmente en el margen de la afirmación y la negación y aún no se han decidido por algún lado o también aceptar algunas sentencias de un bando y aceptar otras de la contraparte para intentar crear una armonía en dónde se desea que ambas partes se encuentren satisfechas, cosa que muchos han intentado, y no solamente en los terrenos teológicos sino también en muchos otros, pero en general, la teología termina por ser más atractiva a la hora de enunciar ejemplificaciones. Éste dilema ha de ser el de mayor importancia puesto que, como he mencionado líneas arriba, determina si has de adaptar la realidad a Dios o has de fundamentar una nueva visión, comúnmente lógica y sistematizada, de la realidad. Creer en una divinidad siempre ha traído ciertas ventajas, así como desventajas, como todas las demás cosas existentes.
El filósofo que se ha de declarar como tal siempre debe de vivir conforme a lo que él mismo está proponiendo, lo que su sistema dice, ésto nos ha de recordar a Sócrates, el cuál vivió conforme a lo que pensaba, siempre, hasta el último momento de vida existió en una coherencia con lo que él mismo decía. Ser un buen filósofo implica, según veo yo, ser totalmente coherente con lo que se ha dicho, si alguien ha dicho que nada se puede conocer entonces ha de vivir sin conocimiento de nada, lo cuál me viene a la mente el nombre de Pirrón de Ellis.
Sin más por el momento,
Se despide G. C. R. H.
P.D. El día de hoy celebramos el aniversario del blog, ¡así que estámos de fiesta!
Gracias a los que se toman el tiempo para darse una vuelta por el blog de su servidor en ocasiones.
Sin más por el momento,
Se despide G. C. R. H.
P.D. El día de hoy celebramos el aniversario del blog, ¡así que estámos de fiesta!
Gracias a los que se toman el tiempo para darse una vuelta por el blog de su servidor en ocasiones.
Caleb,
ResponderEliminarAntes que nada felicidades por tu segundo año con el blog, ojalá sigas escribiendo en él y por más años.
He leído tu texto y realmente no tengo mucho que decir sobre el quehacer del filósofo, no conozco tanto pero, desde mi punto de vista, creo que ser filósofo es asombrarte de las maravillas que nos rodean y efectivamente, buscar las causas que provocan el movimiento y la existencia misma y hacerlo por el hecho de sentirse feliz por indagar, por descubrir, por conocer, por saber, quizá para poder hacer algo para mejorar... no sé... sólo son ideas vagas.
Qué bien que escribas sobre el tema, es muy interesante.
Por otro lado procuraré tener cuidado al utilizar términos filosoficos.
Saludos
KYBR
XD Hola Katia, muchas gracias por tu comentario y debo decir que si, yo también creo que ser filósofo implica esa alegría al conocer, indagar y descubrir. Concuerdo mucho en eso contigo.
ResponderEliminarSiguiente, pues no es necesario que tengas esa meticulosidad que en ocasiones tenemos algunos de nosotros xD yo a veces lo aplico, pero no todos ni todo el tiempo.
Saludos.