6.14.2011

El niño que intentaba acurrucarse junto a la luna pero no podía.

El niño que intentaba acurrucarse junto a la luna pero no podía.

Ese niño insistía e insistía, no había nada que lo hiciese desistir de su ardua empresa, continuamente ideaba raras y cada vez más complejas formas de intentar llegar a la luna, desde que la vió, esa cálida noche de verano, un vigésimo tercer día de julio, se enamoró de ella, e intentaba alcanzar un lugar en el firmamento en el cual pudiese encontrarse lo más cercano a ella.

Cada vez era más complejo el sistema a utilizar, primero intentó atarse a una bala y dispararla desde un cañón, en otra ocasión intentó crear una honda tan grande que pudiera lanzarlo a él dentro de una cápsula en forma de burbuja para llegar y ser llamado "la luna de la luna".

Arribó el gran día, se le ocurrió el mejor plan de todos los habidos y por haber, era tan astuto y considerablemente realizable que no tenía duda en que dormiría a lado de la luna ésta misma noche. Magnífico era el plan, lo que tenía qué hacer era esperar a que la luna llena tomará su máximo esplendor, y en ése preciso instante, fijar en su mente a su luna tan amada, y entonces, saltar con todo lo que podía.

Hoy en día sabemos que hay un conejo en la luna, porque él lo dibujó.



6.12.2011

Análisis del poema "Canción de siesta" de Charles Baudelaire.


Análisis del poema "Canción de siesta" de Charles Baudelaire.

“Canción de siesta” de Baudelaire, es, a mi parecer, un poema de amor en el que claramente el autor nos está describiendo de manera figurada al objeto de su atención, todo indica que es una mujer por los rasgos que están escritos en el mencionado poema. La primera estrofa dice:

Aunque esas cejas malignas
te den un extraño aire
-bruja de ojos tentadores-
que no es, por cierto, el de un ángel,

Nos muestra que la persona en cuestión (nunca llega a mencionar nombres), tiene ciertos rasgos que él llama “malvados”, y que esto hace a la persona parecer malvada cuando, en realidad, no lo es, esto por el uso de la palabra aunque denota claramente la inintencionalidad de la mujer de tener un extraño aire, al parecer, de algún modo u otro las personas o algunas de ellas le miraban con desprecio o rareza, quizá por algún comportamiento de ella o por su manera de vida, recordando que antes era igual o más importante la reputación y especialmente en las mujeres.
Admite, reafirmando, que ella no parece un ángel, mencionando el extraño aire que ella “desprende” (por decirlo de alguna manera), comparando a la dama con un ángel siendo éstos símbolo de una mayor perfección con respecto al hombre, y siempre poseedores de características más sublimes que él, por lo menos en la cultura judeocristiana.

 Continuando con la segunda, que dice:

Te adoro, ¡oh frívola mía,
mi pasión inconfesable!
Con la misma devoción
que a un ídolo hay que adorarle.

Siguiendo con la descripción de la mujer, siendo, al parecer, su modo de vida lo que la ha distinguido en cierta manera, lo que claramente significa que se conocía lo que hacía o cómo se comportaba. Independientemente de si era muy hermosa o no, es un tanto obvio que el autor está enamorado de ella, a menos que se pasara el día adorando a toda mujer, pero en éste caso le tiene un sentimiento amoroso muy fuerte, pero, por alguna razón no se atreve a decirle.
Comparándola con algún ídolo podemos decir que profesaba alguna religión en particular, o, en su defecto, simplemente tenía un respeto a las creencias ajenas a las suyas, puesto que admite un ídolo en vez de decir, por ejemplo “Diosa” o “Deidad”, revelando el respeto al Dios judeo-cristiano o más simple aún, para no meterse en problemas (como los de censura que le aquejaron).
La tercera dice:

Dan el desierto y la selva
a tu pelo olor salvaje;
tu frente, tus actitudes
son un enigma inviolable.

Baudelaire utiliza (desde mi punto de vista) el desierto y la selva como referentes porque son de los pocos lugares a los que la gente se va a vivir por lo extremo de las condiciones, no digo que no haya gente viviendo ahí, pero imagino que el autor menciona éstos lugares porque, por ejemplo, al mencionar “desierto” rápidamente viene a tu mente “Sahara” por el simple hecho de ser de muchos conocido como el desierto de mayor extensión en el planeta. Tal vez la mujer sea una persona cercana a él de cierta manera y esto mismo constituye una razón por la cual no le ha declarado sus sentimientos para con ella, es posible que la ve regularmente puesto que conoce cómo es ella frente a ciertas circunstancias, aunque no se preocupa tanto por encontrar motivo a esto, simplemente a observarla. Esto es reflejo, creo yo, de alguna especie de “amor prohibido” o quizá hasta no correspondido, de cierta forma nos damos cuenta de lo que sucedía en la vida del autor y en los detalles que roban su atención a tal grado de escribirlos en su obra.

La cuarta estrofa recita:

Tu carne un perfume exhala
como un sahumerio fragante;
Ninfa tenebrosa y cálida,
como la noche, adorable.

Analogando el hedor de la piel de esa mujer, con un sahumerio, notamos una cosa de entrada, que ha tenido un contacto directo e íntimo con ella, también vemos como el hecho de que utilizase como referencia el olor del sahumerio, el cual suele ser de mediana intensidad pero siempre relajante, bien pudo utilizar la palabra incienso, como aparece en la biblia en ciertas ocasiones, prefiere mencionar el sahumerio, quizá porque no es tan conocido como el incienso lo es, además, éste humo servía para purificar, lo cual, nos lleva a pensar que el autor en cuestión tenía algún tipo de “mancha” o imperfección que solamente ella podía desaparecer con el hedor de su piel.  Por Ninfa tenebrosa y cálida, refiriéndose a ella como una divinidad menor de la naturaleza (lo que eran las ninfas en la mitología greco-latina), regresando a mencionarla como un ser sobrehumano, pero sin llegar a ser una divinidad como lo ha sido el Dios judeocristiano o Zeus por ejemplo, poniéndola por encima de la humanidad del autor, ya sea menospreciándose a sí mismo o ensalzándola  de cierta manera, siendo un objeto de idolatría, significa que le tenía un respeto y un amor casi incondicionales.
La quinta estrofa continúa:

¡Ah! No existe ningún filtro
que a tu pereza se iguale.
¡Los muertos revivirían
si tú los acariciases!

Aquí, Charles utiliza en el original la palabra paresse, que también significa en inglés languor que es una especie de inactividad provocada por placer, denotando que la mujer simplemente hace lo que de verdad le place, no necesariamente porque no pueda, sino porque quiere, esto siendo reafirmado en la frase ¡Los muertos revivirían si tú los acariciases!
La siguiente estrofa dice:

De tus pechos se enamoran
esas caderas sensuales;
los cojines soliviantas
con tus desperezos suaves.

A mi parecer, la mujer que nos describe Baudelaire es, una de dos opciones, una mujer de grandes atributos, o una mujer ya en edad madura, la frase los cojines soliviantas nos da la impresión, ya sea que hable expresamente de la mujer, o del lugar habitual donde él la frecuenta, dependiendo de la interpretación que le demos, nos da dos situaciones con las cuales profundizar en éste punto. Del primero podríamos decir que tal vez tenía un amorío o simplemente una relación íntima con ella, por el otro camino, vemos que es un lugar muy cómodo para ella, probablemente su hogar (casa o departamento, en realidad no tiene importancia) o el hogar de el autor, y entonces nos lleva a pensar que se tenían una cierta confianza como para tomar su casa por cómoda en ése aspecto.
En la séptima habla:

Rabiosa de amor, a veces
precisas para calmarte,
misteriosa y grave a un tiempo,
el morderme y el besarme.

Aquí nos esclarece un poco más el tipo de relación que mantiene con la mujer en cuestión, al parecer si lleva con ella una relación íntima, de la cual nos habla en éstas líneas, describiendo un poco de su comportamiento durante sus encuentros.
La octava estrofa dice:

Me hieres, bruna adorada,
con un fingido desaire.
Son cual la luna tus ojos,
en mi corazón posándose

Descubriendo un error en la traducción (desde mi punto de vista), la primera línea que usa Charles es Tu me déchires, ma brune que en inglés también traducen como You tear me open, dark beauty significando que la mujer no era necesariamente de tez clara, y continúa describiendo escenas en las que estuvieron juntos utilizando analogías para describir, en éste caso, la belleza que él encontraba en sus ojos, así como para mencionar un poco del aspecto y comportamiento de ella para con Baudelaire.
En la novena recita:

Bajo tu chapín de raso
y tus pies incomparables
pongo mi dicha, mi genio,
pongo mi destino…¡ámame!

Reiterando ese sentimiento de inferioridad ante ella, poniendo todo lo que él tiene a sus pies y suplicando que le corresponda a sus sentimientos, es notorio que él la ama demasiado y que, por otro lado, ella sigue sin enterarse o ignorando ese hecho. Ésta vez no tuvo qué compararla con algún ser sobrenatural sino que solamente se despojó de toda dignidad para poder suplicarle que le amase.
En la última estrofa, Baudelaire finaliza:

A mi alma solo la curan
luz y color de tu imagen,
tú que eres en mi Siberia eres
el fuego a que calentarse.

La oración luz y color de tu imagen, nos atrevemos a suponer que habla de pintura o una fotografía de la susodicha, que es posible lleve consigo para los momentos en que la extrañase (como ejemplo), y por último, la otra parte de ésta estrofa es claramente una llamada de necesidad hacia ella, él la ama mucho y eso le anima para continuar haciendo lo que hace, ya sea escribir o sobrevivir, en todo caso ella lo es todo para Baudelaire, utilizando el ejemplo del “invierno ruso” (conocido por su frío extremo) y mencionándola como su única fuente de sobrevivencia.