Estábamos ahí juntos,
tu me desnudabas con la mirada
y yo paciente, cedía
Tomabas mis brazos y los atabas
con esas cuerdas que de marineros parecían,
fuerte, apriétalas fuerte para no defenderme
Mis pies a esferas de hierro las encadenabas
no tan apretadas para que no dolieran
pero no tan flojas para correr
A la pared acercaste mi frágil cuello
y con un grillete y cadenas
fácilmente los uniste con un movimiento
De tus manos, delicadas y sensibles
como tu corazón y sentimientos
de la verdadera persona que eres
Excitado como un niño con juguete nuevo
me sentía en esa pared, en ese
sótano oscuro y frío
Obscuro y frío, como mi vida antes de ti
tomabas mi encendedor favorito
y jugueteabas con el
Fuego y vacío, fuego y vacío
en una danza alternada, te veía
con el encendedor jugar
A la pila de viejos libros,
de filosofía la mayoría,
acercar mi encendedor te veía
Amarillo, rojo, naranja, luz
distintos colores veía, además de tu luz
subiendo las escaleras hasta la puerta
Mientras la luz me consumía, te escuchaba
caminar desde esa puerta hasta la entrada
¡cómo rechinaba esa puerta al ser abierta!
Me llenaba de luz, además de mi casa,
purificándome, transformándome, en luz bañándome
y tu, de pie en la calle mirando al fénix transformarse.
G. Caleb R. H.
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