Érase una vez un niño, que siempre decía la verdad, preguntasen lo que le preguntasen, no conocía de etiqueta, no le importaba tirarte al suelo con sus palabras (no literalmente claro); un día le preguntaron si era feliz, a lo que no supo responder, mirando al joven, guardó silencio y se fue.
Cuando era mayor, aprendió que, aunque la honestidad es algo apreciable, a la gente comúnmente no le agradaba escuchar la verdad sobre sí misma, sobre las situaciones delicadas, sobre muchas cosas. Además que, aún no respondía la pregunta que le habían hecho años atrás; así que, tomando sus cosas, salió en la búsqueda de la respuesta. Conoció mucha gente en su camino, visitó decenas de lugares, desde los famosos de su país hasta los más escondidos y olvidados por el temible ojo de la civilización.
Un día de tormenta en la carretera, en la que él viajaba, una camioneta casi lo atropella, el conductor lo ve antes de atropellarle y decide darle un "aventón". Para cuando estaban cerca del siguiente pueblo, y la tormenta había cesado, el conductor le dijo que había sido un gusto viajar con él, pero que, debía dejarle en el tiempo que estaban. El joven se quedó dormido al abrigo de un árbol, después de bajarse de la camioneta.
Llegando al pueblo, conoció a un niño que, sin reservas, te contestaba con la verdad no importase lo que le preguntaran, en ese momento el joven pensó en preguntarle si era feliz, a lo que el niño no contestó, guardó silencio y se fue...
Hey Caleb!
ResponderEliminarMe gustó tu cuento sisisisi
nos pone a pensar :O
además la imagen le queda perfecto al cuento
donde la sacaste?
Un superdupermega saludo saludístico
Gracias, y pues la verdad es que la imágen simplemente la busqué en google, aunque tardé un poco (5 min), de hecho a mi también me agradó mucho y pienso que quedó perfecta.
ResponderEliminarSaludos (nwn)