El símbolo del sistema de la cultura.
La palara símbolo es una de las más polisémicas en el sistemas de las ciencias semióticas. La expresión significado simbólico es un sinónimo de signicidad. En cierto tipo de clasificación, el símbolo se define como un signo cuyo significado es cierto signo de otra serie o de otro lenguaje. A ésta definición se opone la tradición de interpretación del símbolo como cierta expresión sígnica de una esencia no sígnica suprema y absoluta. En el primer caso, el significado simbólico adquiere un acentuado carácter racional y es interpretado como un medio de traducción adecuada del plano de la expresión al plano del contenido. En el segundo, el contenido titila irracionalmente a través de la expresión y desempeña el papel como de un puente del mundo racional al mundo místico.
Desde éste punto de vista, la naturaleza del símbolo es doble, por un lado el atravesar el espesor de las culturas, el símbolo se realiza en su esencia invariante. El símbolo actuará como algo que no guarda homogeneidad con el espacio textual que lo rodea.
Desde éste punto de vista, es indicativo que los símbolos elementales por su expresión sean capaces de contener un mayor volumen de sentido cultural que los complejos. Esto, que los símbolos más sencillos y antiguos, poseen todo el significado desde tiempos lejanos a nuestros días. Son los que forman el núcleo simbólico de la cultura, y precisamente el grado en que la cultura esté saturada de ellos permite juzgar sobre la orientación simbolizante o desimbolizante de la cultura en su totalidad.
La oposición entre el símbolo y la reminiscencia se construye de otro modo. Procedente de las profundidades de la memoria de la cultura, aparece en la memoria del escritor y revive en el nuevo texto, como un grano que ha caído en un nuevo suelo.
El símbolo se distingue el signo convencional por la presencia de un elemento icónico, por determinada semejanza entre el plano de la expresión y el del contenido. La diferencia entre los signos icónicos y los símbolos puede ser ilustrada mediante la antítesis del icono y el cuadro. En el icono la no proyección del plano de la expresión sobre el plano del contenido entra en la naturaleza el funcionamiento comunicativo del signo. El contenido únicamente titila a través de la expresión, y la expresión únicamente alude al contenido. Desde éste punto de vista, se puede hablar de una fusión del icono con el índice: la expresión señala el contenido en la misma medida en lo que representa. De ahí cierta convencionalidad del signo simbólico.
El símbolo actúa como si fuera un condensador de todos los principios de la signicidad. Es un mediador entre diversas eferas de la semiosis, pero también entre la realidad semiótica y la extrasemiótica, es un mediador entre la sincronía del texto y la memoria de la cultura. Su papel es el de un condensador semiótico.
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