El totalitarismo democrático como utopía.
El presente ensayo, de un inicio, tiene
la intención de mostrar un totalitarismo
democrático que, hasta hace poco, no había notado en el texto de Rousseau El
contrato social, si bien cometí el, digamos, “pecado” de no haberlo leído
entero o al menos no a manera de análisis, y, en mi inconsciente búsqueda por
una utopía, he decidido ensayar un poco sobre éste tema, particularmente en los
textos de Rousseau. Así también tenemos
en un lado tenemos que la utopía, siendo un proyecto o idea irrealizable,
también lo tenemos como un ejemplo de ideal, una meta que, aunque quizá
inalcanzable, es ciertamente un impulsor para proyectos en la vía social, así,
por ejemplo, el socialismo y el comunismo fueron, a mi parecer, sino las
últimos, al menos de las últimas utopías que la humanidad, de una u otra
manera, ha intentado realizar, por otro lado, la función que la utopía creo yo
sirve para el hombre, siendo el caso en que se necesitan de éstas para un
avance o al menos una meta a la que quizá algunos dirijan su visión a futuro.
El totalitarismo que dibuja Rousseau
no es tan distinto de los totalitarismos que se han llevado a cabo, pero un
detalle si es importante, y es, a mi parecer, el detalle que hará ver de manera
distinta y con “mejores ojos” ésta clase de orden político, y es que la
veneración se da hacia el estado en sí y no hacia la persona que encabeza el
gobierno. De esta manera la tiranía no colapsaría en el momento en que la
cabeza del gobierno en algún momento dado cese de existir como en muchos otros
ejemplos más o menos recientes; puesto que el pueblo, al serle fiel al estado,
no le sería problema sentar a alguien más en el poder mientras éste siguiera
con la forma de gobierno, sería como en las bandas de crimen organizado donde
atrapas alguien importante y de inmediato ya hay alguien más ocupando su lugar.
No es el gobernante el que sostiene el estado sino el pueblo el que lo hace.
Para poder hacer esto, en el contrato social se nos menciona en
ciertas ocasiones que el ciudadano debe ser virtuoso, poseer ciertas
características que lo harían un excelente ciudadano de ésta forma de gobierno
en particular[1].
Tendrían a la población en buena medida educada en distintos aspectos, y con un
comportamiento ético y moral que sea igual para todos los demás de tal forma
que no se presenten incidentes de choque de ideas y menos en contra del estado.[2]
Ahora bien, el
ser humano a través de la historia ha demostrado no ser tan distinto siempre,
en éste tiempo ha mostrado distintas facetas de si, entre ellas me gustaría
destacar el comportamiento en lo social, donde tiende, por medio de consensos,
limitar sus acciones en éste círculo. Así, puedo decir que en los distintos
tipos de gobierno el pueblo se comporta de distintas maneras, por ejemplo, en
el comunismo primitivo, se buscaba unir fuerzas para la caza, pesca y
recolección, de esta manera los varones del grupo fungían como los proveedores
del alimento del cual el resto del grupo se iba a alimentar.
El papel del ciudadano
en el estado, es, para Rousseau, muy importante dentro de ésta forma de
gobierno, puesto que todos representan una parte de ésta máquina que el estado
es; para empezar, como lo mencioné antes, se espera que el ciudadano sea
especialmente virtuoso, que sea obediente de las leyes, y que estas leyes deben
ser de alguna manera pedagógicas para la ciudadanía[3],
entonces, teniendo un control pleno de los ciudadanos en cuanto a su
comportamiento y necesidades, puede llegar a sustentar un gobierno totalitario.
Ver ésta forma
de gobierno como una utopía que se pueda intentar llevar a cabo no parecería
tan descabellado si, así como dijo Rousseau (y antes de él Montesquieu) que hay
distintas formas de gobierno dependiendo de la geografía y del clima[4]
así como, a mi parecer, deberían de practicarse distintas formas de gobierno
dependiendo de los hechos pasados de cierta nación, así como del futuro que esa
nación desea, por ejemplo, por más incorrecto que veamos hoy día el régimen de
Porfirio Díaz tendríamos que
admitir que en cuestiones de seguridad y avances tecnológicos el país creció de
buena manera aunque hubiesen sido tratados los mineros o labradores casi como
esclavos. Si bien México “necesitó” de un régimen para darle una visión y un
curso de progreso al país también son totalmente condenables los crímenes que
se hayan cometido por el gobierno. Si bien hay países que necesitan mano dura
también los hay otros que los necesitan un poco de suavidad para, digamos, “darse
un respiro”; Considero que, como Rousseau dice, la monarquía democrática es
para los pueblos grandes[5],
por la fuerza que éstas suelen tener además de la noción patriótica, pero, siempre
y cuando el pueblo determine qué leyes le son justas y que éstas conciban un
proyecto de “ciudadano modelo” en el cual se pueda vivir, quizá sin muchos
lujos pero con una tranquilidad de la cual los ciudadanos se encuentren
satisfechos.
El totalitarismo
lo presento como utopía porque, meditando sobre los aspectos que Rousseau
menciona en su texto, es interesante señalar además de los aspectos que
conforman el gobierno ideal, también habla acerca del comportamiento del
hombre, que en mi opinión, además de hacerlo una utopía (como el socialismo o
las utopías de Moro y demás) el escritor está determinando cómo se deben
comportar los ciudadanos que habitan tal nación, pareciese que no son libres en
realidad y que tienen que hacerlo todo solamente pensando en el bien de la
comunidad, lo cual, al menos esto último, no me parece malo, pero si
utilizáramos personas reales, nos daríamos cuenta que no podrían hacer su
individualidad a un lado de manera tan sencilla, aunque también tenemos el
ejemplo de Japón en donde las personas necesitan sentirse dentro de un grupo y
se mimetizan de acuerdo al lugar y situación en la que se encuentran, además de
tener una consciencia grupal en la que la meta del grupo se convierte en su
meta individual. Este comportamiento ideal del que habla Rousseau es obviamente
irrealizable por el solo hecho de no tener en cuenta la esfera entera del
comportamiento humano, el cual no solamente es objetivo sino que principalmente
subjetivo, así también el pueblo es un factor esencial en las utopías, en todas
de las que he tenido conocimiento el pueblo se comporta de una manera tal que
no parecen tener una voluntad o un pensamiento propio (llámese crítico o al
menos analítico) sino que se limitan solamente a seguir los lineamientos o
protocolos que se les están dados, si, obedecer las leyes es casi como hacer eso,
pero en un gobierno como el romano, que Rousseau menciona, acataban las leyes y
no por eso se hacían esclavos, sino que, por el contrario, sometiéndose a las
leyes que no violen su derecho natural podría ser la manera en que los
ciudadanos de una tiranía democrática alcanzasen la libertad que tanto añoraba
Rousseau.
Quizá
ya no habla de una libertad en el estado natural como lo hacía en sus
anteriores discursos, pero si se enfoca en una libertad dentro de una
comunidad, que a mi parecer es más realizable que simplemente todos deshacernos
de las artes o de las costumbres y de ésta forma cambiar esa moralidad
tergiversada que él mismo veía en su tiempo. Por esto mismo nos da una idea de
libertad en la que, siendo el pueblo la máxima autoridad y a la vez la sumisión
“en persona” bajo las leyes, así como del modo en que se divide el gobierno de
tal manera que no necesariamente se ganen beneficios como la dirigencia
permanente, aunque podría darse el caso.
Se desea la libertad porque ésta hace al hombre[6]
así como también, de algún modo lo desea Marx, que “el hombre se vea liberado
de la presión de las necesidades económicas para que pueda ser plenamente
humano”[7]
así también Donatien Alphonse François Marqués de Sade desea esa libertad del
hombre mirando de nuevo a sus pasiones, esas pasiones enteramente humanas y que
al negarlas se niega a sí mismo.
Tal
vez ésta libertad que se ejerce dentro de lo humano es una visión más real y
natural que una libertad donde puedes hacer literalmente lo que deseas sin
tomar en cuenta consecuencias de tus actos; ésta libertad ha de ser más humana
puesto que se basa en las posibilidades del hombre y sus circunstancias, en
todo caso ésta se transformaría dentro de lo que el hombre ha ido concibiendo a
lo largo de cierto tiempo, así como para Marx la libertad del hombre era
liberarse de las necesidades económicas, para el Marqués era volver a aceptar
sus pasiones y reencontrarse con la naturaleza de éste modo, así la idea de
libertad no se encontraría fija en toda la extensión histórica sino que se
transforma dependiendo de las necesidades del ser humano en ése momento exacto.
Es la
libertad parte importante de una utopía, puesto que muestra los ideales a los
que podemos aspirar y construir un camino con vista a esa meta, mientras que,
en el totalitarismo democrático, se le deben dar a los hombres una cierta
libertad, una libertad tal que puedan llegar a obedecer esas leyes que les
educan y les crean costumbres, que les enseñe a ser virtuosos (al menos para
Rousseau) y puedan encontrarse satisfechos con el tipo de gobierno que están
viviendo, una tiranía no es necesariamente “maligna”, sino que, simplemente es
la toma del poder bajo condiciones “anormales”. La utopía como parte del
pensamiento humano es importante y necesaria porque nos marca caminos y
posibles consecuencias, ya sean buenas o malas (distopías) de esos caminos
hacia el progreso. La felicidad como fin último no es necesariamente el fin que
todos buscamos, hay quienes buscan la libertad como meta de su vida. Podemos aprender
mucho de las utopías como camino a seguir, y considero que no está de más y
sería muy prudente echarle un vistazo al totalitarismo democrático de Rousseau,
que, aunque pueda ser considerado un régimen, es uno de esos tantos mundos que
podemos llegar a concebir como mejores, puesto que no nos encontramos en el
mejor de los mundos posibles.
[1]
Jean Jacques Rousseau. Contrato Social.
Ed. Espasa-Calpe, colección austral. México, 2000. Pág. 127.
[2]
Ibidem. Pág. 157.
[3]
Loc. Cit.
[4]
Ibidem. Pág. 107.
[5]
Ibidem. Pág. 109.
[6]
Ibidem. Pág. 43.
[7]
Erich Fromm. Marx y su concepto del
hombre. Fondo de Cultura Económica, México, 2011. Pág. 16.
No hay comentarios:
Publicar un comentario