Ensayo sobre “La Monadología” de G. W. Leibnitz
La primera cosa que notamos en Leibnitz, es, sin duda, (a mi parecer) esa desesperada manera de justificar a Dios como lo que es, supremo creador y, no conforme con ello, ha sido alguien excesivamente positivo, me pregunto qué dirá Leibnitz si viera la situación actual, o incluso, si hubiese vivido la segunda guerra mundial o la guerra fría.
Al igual que Descartes, Leibniz utiliza las matemáticas en su Monadología de tal manera que se soporte a sí misma. Leibnitz, tratando de explicar a la mónada, de los primeros puntos que me han saltado a la vista es el hecho de que son seres simples, indivisibles, eternas pero creadas y se guían por un principio de irrepetibilidad, no sufren cambios causados por algo externo sino solamente interno, tienen pluralidad de afecciones y relaciones. Al parecer a las mónadas creadas se les llama Entelequia. Aborda después que las afecciones en las mónadas son percepciones, ¿las mónadas pueden tener afecciones si no interactúan con el mundo o siquiera entre ellas?
Si bien todo lo existente posee una razón suficiente, nos dejaría en una especie de “sistema cerrado”, en el cual eres “libre de elegir” si te dan ciertas opciones. Si es un Dios cristiano “en toda regla” he de decir que el hecho de conocer todo lo habido y por haber significa, desde mi punto de vista, que estamos predeterminados por él y podemos despedirnos de nuestro libre albedrío, así mismo, el principio de razón suficiente me parece también algo determinista, puesto que si todo lo existente es por una razón que solamente Dios conoce, nos dice que todo tiene un destino, y si ha tenido un destino significa que “no importa lo que haga, terminará llegando a ése punto para cual ha nacido, por el cuál está determinado”, la razón suficiente me da la impresión que es algo que se sacó de la manga Leibnitz para poder justificar la existencia de todas las cosas puesto que las mónadas no pueden interactuar entre sí, y tampoco pueden hacerlo con el universo material, pero eso si, cada una es reflejo del universo. Los seres contingentes tienen esa razón suficiente es en Dios y no en si mismos, por tanto Dios nos crea para tener un destino, además de que Dios escoge todo lo mejor para nosotros, y en dado caso en el que surja cierto tipo de episodio, escogería el menor de los males para un bien posterior. Ésta razón suficiente se encuentra en todo tipo de verdades, que Leibnitz divide en “verdad del razonamiento” y “verdad de hecho”, no veo por qué separar las verdades en esas categorías, para mi una verdad es una verdad.
Dios es tiene toda capacidad ilimitada e infinita perfección, siendo fuente de toda existencia, de toda esencia, asumo que también es la fuente creadora de las mónadas, creador de lo posible y de lo real, si bien entonces es “creador de lo posible” notando la contradicción que implica el hecho de que lo posible no es real o siquiera está en acto; bastando para existir solamente con ser posible, ¿existen entonces todos esos infinitos mundos paralelos creados por los “hubiera”? Si bien las mónadas tienen atributos, éstas son simples imitaciones “más o menos perfectas”, no se puede ser “más o menos” perfectos, así como no se puede estar “más o menos embarazada” de los atributos perfectos e infinitos de Dios, relegando la importancia de las mónadas de cierta manera al hacerlas simples imitaciones en cierto punto, si los atributos y los accidentes son parte de la mónada y no un agregado como los accidentes para con la substancia son.
También me pregunto en qué tiene perfección criatura material creada por Dios, y a la vez tiene cierta imperfección (y por ésta es que genera y fallece). A menos que esa “parte perfecta” en el hombre sea el alma, y esté destinada a algo mejor, en éste caso, siendo el alma inmortal y reflejo de la mónada, que a su vez es reflejo del universo, en el proceso de reflexión a nosotros mismos podríamos encontrar el reflejo del universo en nuestra alma misma. Habla después que hay criaturas más perfectas que otras, hablando que los seres humanos son más perfectos aún que las demás “criaturas del señor”, despreciando desde cierto punto de vista a los demás seres vivos y no-vivos. También el cuerpo siendo solamente una máquina que se somete a las órdenes del alma humana o la divina voluntad de Dios.
Dios regula todo, controla todo de tal forma que todo quede de la mejor manera posible, en mi opinión también guiaría nuestras decisiones de tal manera que escojamos lo mejor para seguir con su plan de darnos lo mejor y a la vez cumplir con nuestra razón suficiente que solamente él conoce.
Mayor fue mi estrés cuando, después de dicho que las mónadas son seres incorpóreos, que me afirme que el único ser sin cuerpo material es Dios. Encontrar después que los cuerpos animales también pueden ser inmortales a pesar de que mueren. Por lo que entiendo que me está diciendo Leibnitz, pienso se está contradiciendo. Si bien, Dios está en relación con sus criaturas creadas por ese mismo hecho, porque fueron creadas por él, es posible, a mi parecer que las mónadas estén en relación con las demás cosas materiales por el solo hecho de ambas ser creaciones de Dios.
Maneja una definición de estado con la cual creo estar de acuerdo, en que todos constituyen el estado en sí, en éste caso sería una teocracia, en la cuál Dios es supremo regente de todos los demás, que pasaríamos a ser sus súbditos.