10.27.2010

De la Amistad (Michel de Montaigne)


Biografía

Miguel Eyquem, señor de Montaigne (Febrero 28 1533 – Septiembre 13 1592)
Nacido en el castillo de Saint-Michel de Montaigne; hijo de Miguel Eyquem y Antonieta de Loupps. Recibió una educación muy estricta, tanto así que sus profesores hasta los 6 años le permitían solamente hablar en latín, después aprendió francés, griego y otras lenguas.
A los 13 años había leído muchos autores clásicos. Estudió derecho en Toulouse y tuvo como “gran” amigo a Esteban de la Boêtie.
Fungió como consejero del Parlamento de Burdeos de 1557 a 1569 y alcalde de esa misma ciudad de 1581 a 1585. Residió en París hasta 1562. En 1571 se mudó a su castillo de Montaigne para dedicarse al estudio, donde tradujo el Liber creaturarum de Ramón Sibiuda. Hacia 1572 comienza a escribir los Ensayos, los cuales aparecieron (fueron publicados) gracias a Pedro Charròn. De 1580 a 1581 recorrió Alemania, Suiza e Italia, en ésta última recibió el titulo de ciudadano romano. Murió en su castillo de Montaigne en 1592.1

“De la amistad”

Montaigne comienza a hablar sobre la perfecta y máxima que es la amistad, haciendo a un lado a la familia; ya sean padres o hermanos (las cuales son relaciones biológicas obligatorias), siendo ésta última un poco más parecida a excepción de que en la amistad no hay discusión de bienes y su reparto provoque el desligue de la “sutura fraternal”.

“El padre y el hijo pueden ser de complexión enteramente opuesta”2 y al ser de obligación natural no podemos elegir éste tipo de relación.
La amistad, así como el amor tienen esa propiedad de “libre elección”, una elección voluntaria bajo la cual, si nos equivocamos, no pasa mayor mal que la disolución, y ésta no es mal vista como si sucediese en una relación fraternal o filial.

El amor hacia una mujer, “su fuego, es más activo, más fuerte y más áspero, temerario, fugaz, ondulante y vario {...} y no se apodera de nosotros más que parcialmente”3, contrario a la amistad que es “un calor seguro y tranquilo”4, es más duradera y sutil.

Pone por encima a la amistad que al amor (a mi parecer lo describe como un amor que sólo es espiritual). Al hablar de matrimonio admite las dificultades propias del mismo y las implicaciones de tal elección “sobre ser un mercado en el cuál sólo la entrada es libre”5. “En la amistad no hay negocio ni comercio, sino ella misma”6. Dice de las mujeres que no les alcanza inteligencia para mantener una buena y duradera amistad, “no hay prueba de que el sexo débil haya alcanzado esa aptitud”7.

Omnino amicitiae, corroboratis jam confirmatisque ingeniis, et aetatibus, judicandae sunt.8

Montaigne habla de una amistad en la que “las almas se enlazan y confunden, una controla en comunión universal, no hay medio de reconocer la sutura que las une”9 Hace diferencia de ésta amistad y de las amistades comunes.

La amistad es indivisible y nada tienen que dividir ni repartir.

Michel enuncia las características de una (yo la llamaría) “amistad superior” o “amistad pura” que sostiene con Esteban de La Boètie (a primera leída, puesto que se conocieron a través de sus escritos y tiempo después en persona), ensalzándola por sobre todas las cosas existentes, puesto que denigra en cierta manera tanto al amor romántico de pareja, como el matrimonio, incluso el “otro” tipo de amistad “que no perdura” y que solamente es pasajero y olvidable.





1 Guillermo Fraile Historia de la filosofìa. Cap. IX. Vol. 8 Biblioteca de Autores Cristianos. Madrid. 1986-2002.
2Montaigne Ensayos. Editorial Conaculta Oceano. 1999. Pàg. 92.
3Ìbidem. Pàg. 93.
4Loc. Cit.
5Ìbidem. Pàg. 94.
6Loc. Cit.
7Loc. Cit.
8La amistad no puede ser sino sòlida en la madurez de la edad y en la del espìritu.
9Ìbidem. Pàg. 94-5.

10.22.2010

Sobre la "guerra" contra los indios


Sobre “la guerra” contra los indios.

Nota: Utilizo el término “cristiano” refiriéndome a los cristianos-católicos y no a los cristianos-protestantes como comúnmente se hace, principalmente por comodidad y por el hecho que no toco otra religión que no sea la católica o la propia de los nativos mesoamericanos al momento de la guerra.
Nota 2: El presente ensayo fue para la clase de "Humanismo Novohispano", saludos.

Juan Ginés de Sepúlveda se basa en las antiguas escrituras cristianas para poder justificar una “guerra justa” en contra de los indios. Principalmente menciona diversas causas como válidas a la hora de hacer justa una guerra, las cuales son las siguientes: a) Repeler la fuerza con la fuerza (a manera de defensa); b) Recobrar las cosas injustamente arrebatadas (contra el robo); c) Castigar a los malhechores (en caso de impunidad o retraso del castigo por parte del estado); d) Superioridad cultural (conforme a su concepto de Derecho Natural justifica el “someter con las armas [...] a aquellos que por condición natural deben obedecer a otros”1); y la última, e) Lucha contra la herejía (si la lucha por defensa de los bienes es justa, aun más justa es contra los herejes, ya que la religión es el más alto de los bienes2).

Así mismo también, según Sepúlveda, se requiere de una legitimidad que es dada por el poder público, de ésta manera solamente un alto mando, ya sea un príncipe o una autoridad de la república pueden aprobar o hacer guerra, con la excepción de la legítima defensa.

Por otro lado, con el Probum animum considera que las acciones no son nada en sí mismas, sino que, por el contrario lo son en virtud de un fin y mediante éste podemos conocerlas y valorarlas; de aquí podemos notar la importancia del probum animum para la calificación de las guerras como justas o injustas.

Tomando lo anterior como un resumen muy pequeño de parte de la obra de Sepúlveda, tomaremos por mencionar cuál es su concepción de “ley natural” (o derecho natural), el cual se entiende como el sentido aristotélico del dominio de lo perfecto sobre lo imperfecto, dominio que tiene como fin la “elevación moral y material del vencido”3. Él mismo menciona que el hecho de “tener ciudades [...] y alguna especie de comercio es cosa a que la misma necesidad natural induce, y sólo sirve para probar que no son osos ni monos y que no carecen totalmente de razón”4 lo cuál nos indica que, además del marcado etnocentrismo y elevación de la cultura europea, también nos dice que los consideraba humanos, inferiores, pero seres humanos al fin. Otra sentencia de Sepúlveda “que el que nos parezcan tan idiotas y romos proviene en su mayor parte de la mala y bárbara educación”5 adjudicando la “estupidez” de los nativos a que no tenían una buena educación agregándolo como motivo de la “inferioridad” cultural y/o intelectual de los mismos.

La ley natural, según Sepúlveda, también regía no solamente a los cristianos, sino también a los paganos, y de esto me viene un ejemplo perfecto, es como si un estadounidense se rigiera por las leyes mexicanas, sin haber pisado suelo mexicano en su vida. Así de absurdo me ha parecido, tratando de ver el asunto desde su religiosidad, quizá de su pensamiento también, no me cabe la menor duda que ha sido, hasta cierto punto, un fanático religioso. Sacar “de la manga” justificaciones de éste tipo me han dejado una idea un tanto superficial de su pensamiento, empezando por aplicar literalmente lo que Aristóteles ha mencionado, y que para ése tiempo ya debió de haber sido refutado, además de hacer a un lado las enseñanzas de Jesucristo, siendo éstas muy importantes para una de las religiones cristianas con mayor “población” (por decirlo de alguna manera, aunque no más de la mitad sean practicantes).

El derecho natural o ley natural, debe de abarcar a todo ser humano existente y considerado como tal, todos los seres humanos son iguales en esencia, por tanto no existen jerarquías naturales, solamente las artificiales que han inventado algunos humanos para justificar sus matanzas, saqueos, esclavizaciones, invasiones, guerras, y todo tipo de actos viles y humillantes que perpetran en pos de sus creencias egoístas, etnocéntricas, nacionalistas, (fanáticas) religiosas contra seres humanos que, aunque son ajenas a sus creencias y costumbres, tienen las propias y, comúnmente no han actuado en contra de sus agresores, su único “delito” podría ser el vivir conforme a creencias, costumbres total o parcialmente distintas que los victimarios.

También es incorrecto generalizar y decir que todos los españoles que pisaron tierra americana eran igualmente asesinos, cosa que obviamente no es cierta, también había los que les defendían incluso a costa de su propia vida.

Viéndolo desde una perspectiva tanto ética como religiosa (de esa religión), es muy fácil condenar lo que ha hecho Sepúlveda, puesto que aunque tenga sus justificaciones aristotélicas, y en cierto momento asocie la guerra con la religión, como en el siguiente fragmento “la ley antigua es perfectamente compatible con la evangélica y con la natural”6 del cual podemos recordar que, en la biblia el pueblo judío comúnmente hacía guerra ya sea en defensa propia o porque llegaron a la tierra prometida por Dios y estaban ocupadas por un pueblo distinto. Si bien es cierto que los judíos hacían guerra a quién se les enfrentara, a los primeros cristianos (poco después de la muerte de Jesucristo) “solamente” les tocó sufrir de persecuciones debido a su doctrina, normalmente por los propios judíos. Cuando toma Sepúlveda éste tipo de “excusas” para hacer la guerra “a diestra y siniestra” me imagino más una manera de verter sangre sin pedir permiso o ni siquiera mandar un aviso, muy al estilo de los expresidentes estadounidenses Bush (padre e hijo). Él hace una justificación más a la hora de declarar la legalidad o ilegalidad de una guerra desde el punto de vista cristiano: “ya que todo lo que se hace por derecho o ley natural se puede hacer también por derecho divino o ley evangélica.”7
De ésta última oración podemos ver que, las justificaciones por medio de su concepción de ley natural es lo que más utiliza para defender su postura con respecto a la guerra, más que justificaciones bíblicas,

Tomando en cuenta que los nativos o indígenas tenían ciudades, una organización política, religiosa, social y militar (porque la tenían), no podríamos decir que no razonaban o que no eran inteligentes, el aspecto que, al parecer, no toma en cuenta Sepúlveda es que no existe cultura igual a otra, los orígenes son claramente distintos (incluso en aquel entonces se desconocía el origen de los nativos americanos y aun sin corroborar la información creo que hoy en día tampoco sabemos a ciencia cierta). No existe o ha existido cultura superior a otra puesto que sirva como base para poder hacer semejante afirmación; los nativos americanos tendrán menos “avances” en comparación con los europeos, pero éstos mismos tienen menos tiempo que las culturas judía, china y japonesa, y no por eso los chinos invadieron Europa para “civilizarlos”, que en el caso de América parece más una masacre por oro y tierras que una civilización de los nativos.

A pesar de las buenas intenciones de los frailes o misioneros (de mantenerlos con vida para sus propios propósitos evangelizadores) la mayoría de los hombres que llegaron a tierras americanas solamente lo hicieron por riquezas, como el oro y las tierras primeramente, además de “olvidarse” de su previa vida en España (en éste ejemplo), de no ser el caso ¿por qué muchos de los españoles que llegaron tomaron por esposas a nativas? Incluso podríamos pensar que llegaron a tener más de una esposa en distintos lugares como hizo Hernán Cortés en su estadía en Cuba, luego en México (utilizando los nombres de hoy en día) tuvo algunas más, entre ellas Malintzin o “Doña Marina” y más conocida como “La Malinche”. Incluso llegaron a llamar desde España a algunos conquistadores por ésta misma razón, de hecho uno de los llamados fue Hernán Cortés aunque por razones distintas a la antes mencionada.

Por esto mismo, los españoles que llegaban a tierras americanas (sin contar a frailes y misioneros como dije anteriormente), tampoco se detenían a pensar en preservar culturas, lenguajes, vidas humanas. Otro sería el caso si, en vez de españoles cualquiera, hubiesen llegado hombres de letras la historia sería muy distinta (existe la posibilidad de que no quedaran vivos los extranjeros en nuestras tierras, pero además de ésta existen muchas otras posibilidades). En sí, el descubrimiento, colonización de América por parte de los españoles les trajo no solamente muchos problemas nuevos en cuanto a economía, teología, filosofía, política entre otros, sino que también nos mostró de lo que puede llegar a ser capaz el ser humano por ambición o actuar “en nombre de Dios”.

Llegando a una conclusión, habrá que comentar que las percepciones de las cosas en la mente de las personas varían (lo subjetivo) y hoy en día se ha llegado a algunos avances en cuestión de convenios, en los cuales podemos decir que no hay ser humano al que no se le considere como tal, aunque exista gente que abuse de las personas por dinero. Sepúlveda les dejaba las puertas abiertas a los españoles en lo que hoy es México y otras regiones de centro-Sudamérica para que acabaran con los nativos que se resistían o los que “simplemente estorbaban".


 Agradecimientos a Paola J. por las correcciones pertinentes.

1 Juan Ginés de Sepúlveda Tratado sobre las justas causas de la guerra contra los indios. 1° reimpresión 1979. Fondo de cultura económica, México, pág. 19.
2Íbidem Pág. 26.
3Íbidem Pág. 29.
4Íbidem Pág. 30.
5Loc. Cit.
6Íbidem. Pág. 17.
7Íbidem. Pág. 15.